miércoles, 11 de abril de 2012

Receta para la mala vida.

Todo problema es creado por el ser humano. Ya sea creando éste en sí mismo o interpretándolo –tal y como explique en el post ‘Catástrofes Naturales’-. Una vez conseguimos ser conscientes de ellos tenemos dos opciones, o intentar solucionarlos o, simplemente, pasamos de ellos. Pero a veces no podemos escoger la opción deseada y tenemos que llevar a cabo justamente la otra…

Ya se sabe eso de que cuanto más te aferras a algo, antes lo pierdes… no hay más que ver los resultados que tenemos cuando intentamos defender algo a muerte. Al final termina poniéndose en nuestra propia contra. Con ello quiero decir que a veces nos aferramos a solucionar un problema y no conseguimos más que empeorarlo. No tiene que ser por nuestra culpa, a veces el problema lo engorda otra persona, pero nosotros lo tenemos como tal dogma que no queremos desistir.

En ésta receta vamos a aprender cómo empeorar nuestras vidas al intentar aferrarnos a algo. El primer ingrediente son muchos humanos, cuanto más hayan, más se engordará el problema. El segundo es poner vínculos entre ellos, los cuales pueden ser sobre cualquier tema (sentimental, político, económico, etc.). Y por último que cada uno de estos quieran un resultado diferente.

Todo empezará con meras disputas, pero solo debemos esperar un poco a que todo se caliente bien y pronto comenzaran los problemas a cuajar. Dependiendo de los lazos que hayamos puesto entre las personas sucederá una cosa u otra. Si por ejemplo hemos escogido a dos personas como principales y a las demás como “actores secundarios”, estos harán de catalizador ante los problemas de los primarios. Luego, los actores principales querrán diferentes soluciones, por lo que llegara el momento de escisión o solución. Si todo se soluciona lo único que habrá que hacer es tener cuidado de los personajes secundarios, pero si el problema aún continúa tendrás preparada una vida con mucha mierda asegurada.

Darán igual todas tus buenas intenciones, lo único que importará en este juego es que salgas jodido. No habrá paz ni buenas intenciones de nadie. No te fíes de nadie, todos mienten. No te creas a nadie, todos mienten. No vayas con nadie, todos mienten. Nadie procurará tu bien, sólo disfrutarán verte mientras sufres por seguir aferrado a ello. La única solución es pasar a la segunda opción: pasar del problema. A veces podemos conseguir pasar de ellos, pero otras veces no podremos… y entonces es cuando llegan más y más problemas. Nadie está a tu lado. Ni si quiera los que crees que sí, pues estos no hacen más que ser meros catalizadores como antes dije.

¿Qué hacer entonces? Continuar o elegir la otra opción. Está en la mano de cada uno

Una vez me dijeron si de verdad merecía seguir luchando por algo que no me aprecia… la verdad es que no supe que responder, pero en el fondo sabía que soy la persona más cabezona sobre la faz de la tierra y que continuaré. ¿Es lo correcto? En el fondo, por mucho que me demuestren lo contrario, se que sí. No sé si me lo merezco, pero sé que tengo que luchar por algo. Me hace mucho daño, más del que nunca hubiese imaginado, pero sé que es la cosa más valiosa que existe en todo el universo, y no me gustaría perderlo. Me da igual cuento daño me haga. Me da igual cuanto sufrimiento me transmita. Me da igual todo lo malo, si es por luchar por algo tan bueno.

¿Merezco seguir luchando por algo que no me aprecia? No, pero no pararé hasta que la última mota de fuerza que exista sobre mi cuerpo se haya agotado. Mientras, seguiré soportando todo el dolor que me llega día a día…

Es una receta amarga… pero ¿qué sería de la gastronomía sin la diversidad?






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